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Cuando los núcleos latinos que habitaban las colinas del Quirinal, Esquilino y Celio se fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase de la Roma antigua hacia el siglo VIII a. C. (Roma Quadrata). Durante una segunda fase el perímetro de la ciudad se extendió por el monte Capitolino y por un pequeño valle que lo separaba del Palatino (allí se emplazó el Foro romano). Del siglo VI a. C. son las principales construcciones: Palacio Real, Foro, Cloaca Máxima y Tullianum.
El foro romano
Hacia 510 a. C. se fundó el templo de Júpiter Capitolino, y de la misma época son los templos de Saturno (498 a. C.), de Cástor (484 a. C.) y otros. Siguió un período de gran actividad constructiva: templos, basílicas, acuoductos y caminos consulares (Vía Apia, Vía Latina, Vía Flaminia, etc.). La verdadera reorganización se llevó en la época de Augusto, bajo cuyo reinado se reconstruyeron templos y monumentos y se levantaron otros nuevos. El incendio de la ciudad, atribuido a Nerón (aunque otras fuentes lo desmienten), en el (68) hizo desaparecer gran cantidad de edificios, reconstruidos poco después por el mismo emperador.
Roma también estaba en guerra civil y ese mismo año Pompeyo huyó a Egipto tras su derrota en Farsalia a manos de Julio César. El gobierno egipcio, de facto en manos de un eunuco de la corte llamado Potino, le asesinó, pensando obtener así un consiguiente apoyo de César que le permitiera vencer al bando de Cleopatra. Sin embargo, al general romano, que arribó a Alejandría unos días más tarde en persecución de su rival, no le agradó la decisión, pues su intención era capturarle con vida o quizás incluso perdonarle.
Al tiempo, Cleopatra consiguió acceder (burlando el control de los partidarios de su hermano) hasta el palacio real en el que se aposentaba César para persuadirle de que tomara partido por ella. El general propuso una reconciliación entre los hermanos que fue rechaza por Ptolomeo, quien además decidió atacar a los soldados romanos aprovechando su aislamiento. Estos resistieron el asedio al palacio de Alejandría hasta que la llegada de refuerzos les permitió contraatacar y lograr la victoria final. Ptolomeo XIII pereció durante uno de los combates y Cleopatra fue proclamada reina (47) junto a otro de sus hermanos, Ptolomeo XIV Filópator II.
Julio César y Cleopatra pasaron juntos varios meses en Egipto y fruto de su relación nacería Ptolomeo XV, más conocido como Cesarión. Luego él partió a combatir (y derrotar) a Farnaces del Ponto (47) y a doblegar con éxito la resistencia de los optimates en Tapso (febrero de 46) y Munda (marzo de 45), al tiempo que efectuaba en Roma diversas reformas políticas que le atañían tanto a él personalmente como al Imperio en general. Además de la instauración de una monarquía romana, entre los objetivos finales de César probablemente se encontrara el de unir, mediante su matrimonio con Cleopatra, a los Estados romano y egipcio, dando así como resultado la unidad política de todo el mundo mediterráneo.
La influencia egipcia durante estos años de Julio César en Roma también se reflejó en la administración, la sociedad, la cultura e incluso la religión. Cabe citar, por ejemplo, la recaudación directa de los impuestos por el Estado (que evitaba los anteriores abusos de los publicanos); el inicio de la administración racional (y no la mera explotación) de las provincias; la adopción, con pequeñas correcciones, del calendario de Canopo (llamado desde entonces juliano); y la introducción del culto a Isis. La propia Cleopatra estuvo dos veces (46 y 45-44 a. C.) en Roma junto a Cesarión. Durante la segunda asesinaron a Julio César (15 de marzo del 44), tras lo cual tuvo que huir a Egipto. Allá ejecutó a su hermano Ptolomeo XIV y adjuntó al trono a su hijo.
El Coliseo romano
La obra iniciada por Nerón fue continuada por sus sucesores: Vespasiano (Coliseo), Tito, Domiciano (renovación de los templos de Vesta, Augusto y Minerva, del Estadio, el Odeón, en Panteón, etc.). La obra de éste último emperador fue proseguida por Trajano (Foro y Termas), Adriano (puente Elio, templos de Marciana y de Venus, Mausoleo, etc.), Septimio Severo Caracalla (Termas). En tiempos de Majencio se construyó la basílica homónima, y de Constantino, su sucesor, se conservan el Arco del Triunfo, las Termas Constantinas y las Elenianas.
Durante los siglos III y IV se mantuvo Roma en todo su esplendor, hasta el año 410, en que fue asaltada y saqueada por Alarico; a partir de este momento se inició su decadencia monumental. Durante los siglos VIII y IX la Roma cristiana se convirtió en la Roma pontificia. Los papas transformaron los antiguos edificios paganos en cristianos y mandaron construir otros nuevos y las grandes basílicas (San Pablo, San Lorenzo, Santa María la Mayor, etc.). En el siglo XI otra invasión (la de los normandos, en 1084) dejó la ciudad en ruinas. Los papas la reconstruyeron y quedó constituida en dos bloques: la ciudad religiosa, que los pontífices reservaron para sí (Vaticano, Ciudad Leonina), y la ciudad seglar, encerrada en la cadena de fortalezas feudales.
Durante los siglos XII y XIII se llevaron a cabo notables mejoras urbanas y se construyeron numerosos palacios y edificios públicos. A este período de esplendor sucedió otro de decadencia (de 1305 a 1378, período aviñonés), durante el cual los monumentos civiles y religiosos estuvieron en total abandono. A partir del papa Nicolás V la ciudad sufrió una gran transformación, y durante los siglos XV y XVI alcanzó una etapa monumental extraordinaria, llegando a la cumbre de su esplendor en tiempo de Julio II. Se amplió el Vaticano, se construyeron y decoraron la Capilla Sixtina y las Logias.
León X abandonó parte de los proyectos constructivos de Julio II y se dedicó con empeño al embellecimiento y reconstrucción de numerosas iglesias y basílicas siguiendo la inspiración de Sangallo, sucesor de Bramante y de Rafael como arquitecto papal. Sixto V fue el verdadero creador de la Roma moderna. Durante el pontificado de Clemente VIII se terminó la demolición de la basílica de San Pedro y la mutación de plano de la actual basílica, de cruz griega a cruz latina (fue consagrada en 1613). El arte barroco culminó durante el pontificado de Urbano VIII gracias a la actividad y genio de Bernini.
El foro romano
Hacia 510 a. C. se fundó el templo de Júpiter Capitolino, y de la misma época son los templos de Saturno (498 a. C.), de Cástor (484 a. C.) y otros. Siguió un período de gran actividad constructiva: templos, basílicas, acuoductos y caminos consulares (Vía Apia, Vía Latina, Vía Flaminia, etc.). La verdadera reorganización se llevó en la época de Augusto, bajo cuyo reinado se reconstruyeron templos y monumentos y se levantaron otros nuevos. El incendio de la ciudad, atribuido a Nerón (aunque otras fuentes lo desmienten), en el (68) hizo desaparecer gran cantidad de edificios, reconstruidos poco después por el mismo emperador.
Roma también estaba en guerra civil y ese mismo año Pompeyo huyó a Egipto tras su derrota en Farsalia a manos de Julio César. El gobierno egipcio, de facto en manos de un eunuco de la corte llamado Potino, le asesinó, pensando obtener así un consiguiente apoyo de César que le permitiera vencer al bando de Cleopatra. Sin embargo, al general romano, que arribó a Alejandría unos días más tarde en persecución de su rival, no le agradó la decisión, pues su intención era capturarle con vida o quizás incluso perdonarle.
Al tiempo, Cleopatra consiguió acceder (burlando el control de los partidarios de su hermano) hasta el palacio real en el que se aposentaba César para persuadirle de que tomara partido por ella. El general propuso una reconciliación entre los hermanos que fue rechaza por Ptolomeo, quien además decidió atacar a los soldados romanos aprovechando su aislamiento. Estos resistieron el asedio al palacio de Alejandría hasta que la llegada de refuerzos les permitió contraatacar y lograr la victoria final. Ptolomeo XIII pereció durante uno de los combates y Cleopatra fue proclamada reina (47) junto a otro de sus hermanos, Ptolomeo XIV Filópator II.
Julio César y Cleopatra pasaron juntos varios meses en Egipto y fruto de su relación nacería Ptolomeo XV, más conocido como Cesarión. Luego él partió a combatir (y derrotar) a Farnaces del Ponto (47) y a doblegar con éxito la resistencia de los optimates en Tapso (febrero de 46) y Munda (marzo de 45), al tiempo que efectuaba en Roma diversas reformas políticas que le atañían tanto a él personalmente como al Imperio en general. Además de la instauración de una monarquía romana, entre los objetivos finales de César probablemente se encontrara el de unir, mediante su matrimonio con Cleopatra, a los Estados romano y egipcio, dando así como resultado la unidad política de todo el mundo mediterráneo.
La influencia egipcia durante estos años de Julio César en Roma también se reflejó en la administración, la sociedad, la cultura e incluso la religión. Cabe citar, por ejemplo, la recaudación directa de los impuestos por el Estado (que evitaba los anteriores abusos de los publicanos); el inicio de la administración racional (y no la mera explotación) de las provincias; la adopción, con pequeñas correcciones, del calendario de Canopo (llamado desde entonces juliano); y la introducción del culto a Isis. La propia Cleopatra estuvo dos veces (46 y 45-44 a. C.) en Roma junto a Cesarión. Durante la segunda asesinaron a Julio César (15 de marzo del 44), tras lo cual tuvo que huir a Egipto. Allá ejecutó a su hermano Ptolomeo XIV y adjuntó al trono a su hijo.
El Coliseo romano
La obra iniciada por Nerón fue continuada por sus sucesores: Vespasiano (Coliseo), Tito, Domiciano (renovación de los templos de Vesta, Augusto y Minerva, del Estadio, el Odeón, en Panteón, etc.). La obra de éste último emperador fue proseguida por Trajano (Foro y Termas), Adriano (puente Elio, templos de Marciana y de Venus, Mausoleo, etc.), Septimio Severo Caracalla (Termas). En tiempos de Majencio se construyó la basílica homónima, y de Constantino, su sucesor, se conservan el Arco del Triunfo, las Termas Constantinas y las Elenianas.
Durante los siglos III y IV se mantuvo Roma en todo su esplendor, hasta el año 410, en que fue asaltada y saqueada por Alarico; a partir de este momento se inició su decadencia monumental. Durante los siglos VIII y IX la Roma cristiana se convirtió en la Roma pontificia. Los papas transformaron los antiguos edificios paganos en cristianos y mandaron construir otros nuevos y las grandes basílicas (San Pablo, San Lorenzo, Santa María la Mayor, etc.). En el siglo XI otra invasión (la de los normandos, en 1084) dejó la ciudad en ruinas. Los papas la reconstruyeron y quedó constituida en dos bloques: la ciudad religiosa, que los pontífices reservaron para sí (Vaticano, Ciudad Leonina), y la ciudad seglar, encerrada en la cadena de fortalezas feudales.
Durante los siglos XII y XIII se llevaron a cabo notables mejoras urbanas y se construyeron numerosos palacios y edificios públicos. A este período de esplendor sucedió otro de decadencia (de 1305 a 1378, período aviñonés), durante el cual los monumentos civiles y religiosos estuvieron en total abandono. A partir del papa Nicolás V la ciudad sufrió una gran transformación, y durante los siglos XV y XVI alcanzó una etapa monumental extraordinaria, llegando a la cumbre de su esplendor en tiempo de Julio II. Se amplió el Vaticano, se construyeron y decoraron la Capilla Sixtina y las Logias.
León X abandonó parte de los proyectos constructivos de Julio II y se dedicó con empeño al embellecimiento y reconstrucción de numerosas iglesias y basílicas siguiendo la inspiración de Sangallo, sucesor de Bramante y de Rafael como arquitecto papal. Sixto V fue el verdadero creador de la Roma moderna. Durante el pontificado de Clemente VIII se terminó la demolición de la basílica de San Pedro y la mutación de plano de la actual basílica, de cruz griega a cruz latina (fue consagrada en 1613). El arte barroco culminó durante el pontificado de Urbano VIII gracias a la actividad y genio de Bernini.
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